"El síntoma típico ante el que hay que reaccionar cuando se trate de un infarto es: opresión intensa en la mitad del pecho, que corre del cuello a la mandíbula y, en ocasiones, llega a invadir los hombros; en otros casos puede no haber dolor pero sí sudor copioso; y en otros casos, el dolor del infarto puede presentarse en el abdomen”, dijo a SUMEDICOel doctor César Rodríguez Gilabert (*), cardiólogo, al referirse a la mejor manera de atender un infarto repentino.
Nadie está exento de experimentar un evento coronario, ya sea con alguna persona cercana, a la que se conozca o no, o bien con uno mismo, si es que existen las condiciones específicas para la posibilidad.
Por principio, el doctor Rodríguez, explicó que un infarto sucede cuando a una persona se le tapa una arteria coronaria y se interrumpe la llegada de sangre al músculo que es el corazón. “Eso aumenta el riesgo de morir”, indicó.
Se le preguntó, sin embargo, si es posible hacer algo por alguien, o por uno mismo, cuando se está presenciando un infarto.
"Una complicación que puede producirse en el paciente es una arritmia en el corazón que podría matarlo. En esta situación una persona que está cerca puede ayudar al paciente con un golpe en el pecho o dándole un masaje enérgico en el corazón. Pero lo más importante es que el paciente debe ser trasladado lo más pronto posible a un hospital para tomarle un electrocardiograma y medidas médicas para abrir las arterias.
"Si la arteria se abre 3 horas después del dolor, se salva el 50 por ciento del músculo; sin embargo, si el traslado ocurre hasta seis horas después, ya no es posible salvar el músculo. Mientras más pronto se abra la arteria, mejor”, manifestó el especialista.
Una vez en el hospital, lo importante es abrir la arteria para disolver el coágulo que ocluya el tránsito de la sangre, y eso puede lograrse de dos maneras.
“Lo más rápido es inyectar al paciente un medicamento que disuelve el coagulo que obstruye la arteria; ahora bien, si en el hospital hay salas de hemodinamia, en lugar de poner el medicamento se traslada al paciente y se abre la arteria desde la pierna por medio de un catéter. Entre menos tiempo se tarde el paciente en llegar al hospital para abrir la arteria, el pronóstico es más elocuente”, insistió el doctor.
La aspirina si ayuda
Quizás, eso sea lo más importante, sin embargo, existen remedios que pueden ser parte de la sabiduría popular, o quizás sólo mitos, que rezan que algo puede hacerse. Ante esto, el doctor Rodríguez Gilabert replicó que, tal vez, lo único que un paciente puede hacer tanto por otra persona que está teniendo un evento coronario, como por uno mismo, es disolver una aspirina en agua y consumirla, para retrasar la coagulación y mejorar el pronóstico alrededor del coágulo. “Fuera de eso no puede hacerse otra cosa”, acotó el especialista.
No obstante, para el doctor Rodríguez, lo mejor es prevenir el infarto. ¿Cómo? Llevando una vida sana.
“Quienes deben preocuparse son los sujetos de riesgo. ¿Cuáles son esos? Aquellos que tienen el colesterol alto, o enfermedades como diabetes e hipertensión; fumadores, tanto activos como pasivos; personas con obesidad, estrés, sedentarismo y quienes consuman dietas ricas en grasas.
"Por ejemplo, una persona con diabetes puede tener un cuadro doloroso en el abdomen, entonces hay que considerar un infarto, porque tiene el factor de riesgo elevado. Más vale que el diagnóstico de cualquier otra cosa se dé en el hospital, aunque no sea un infarto, que después tener qué lamentarlo”, indicó.
“Todo lo que vemos en algunos programas de televisión y en internet, sobre toser y respirar hondo, sólo sirve cuando hay una taquicardia, es decir, una alteración que no tiene un riesgo mortífero. Pero no cuando se trata de un infarto. Entonces, lo único que podemos hacer es tomar o dar una aspirina soluble e intentar llegar pronto con el médico”, finalizó.
(*) Dr. César Rodríguez Gilabert. Cardiólogo especialista del Consejo Mexicano de Cardiología y ex presidente de la Asociación Nacional de Cardiólogos. cesarr@hotmail.com |
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