Radhames Gomez Sanchez
Periodista y comentarista, ha sido director fundador de medios radiales y de televisión por tres décadas.
Decir que la esperanza es lo último que se pierde dejó de aplicar para el dominicano de la calle. Nada puede esperar el ciudadano con esta autoridad que la rige.
La desconfianza crónica en las autoridades y en las instituciones se refuerza con la cotidianeidad doméstica y más aún con el proceder de un gobierno obligado a cambiar de dirección, que no de caras ni figuras.
Los cambios cosméticos resultan insuficientes para devolver la confianza ciudadana perdida.
Devolverle al pueblo dominicano las esperanzas en un futuro que se ennegrece a cada paso, resultará en tarea titánica, pero inaplazable.
Qué puede esperar el padre de familia al saber que van a colegios privados los hijos de los más encumbrados funcionarios de Educación?
Qué esperanza albergar el paciente que mira a los más altos funcionarios de Salud en una clínica privada recibiendo atenciones?
Cómo no desespera el ciudadano inmerso en un estado de inseguridad preocupante al ver que los más encumbrados jefes sacan de este país a sus más allegados, temerosos por su seguridad?
Están llamados a garantizar y preservar vidas, bienes e instituciones los que admiten haberse visto precisados a sacar por inseguridad a sus familiares de esta tierra.
La autoridad de Salud está obligada a atender y mejorar los servicios asistenciales que recibe la mayoría de la población.
El ministerio de Educación debe cuidar y mejorar la calidad de la enseñanza en la escuela pública.
Pero si el gobierno desconfía del resultado de su trabajo, qué puede esperar el ciudadano?
Los que gobiernan son responsables del deterioro moral y material que atestigua la sociedad dominicana. Indelegable responsabilidad que debe marcar el futuro nacional.
Los que gobiernan son responsables del deterioro moral y material que atestigua la sociedad dominicana. Indelegable responsabilidad que debe marcar el futuro nacional.
Ha dicho el presidente Fernández que ya no hay excusas para hacer que mejore la situación nacional, tras diez años de gobierno y con absoluta mayoría en el Congreso.
Querría el pueblo oirlo, atenderlo, confiar en lo que dice Leonel.
Pero este pueblo ha sido engañado muchas veces, y sus palabras suenan como otra burla. Como la autoridad de Salud que va a la clínica privada, la de Educación cuyos hijos estudian en colegios privados, o los encargados de seguridad que despachan a su familia por la inseguridad predominante.
Pero este pueblo ha sido engañado muchas veces, y sus palabras suenan como otra burla. Como la autoridad de Salud que va a la clínica privada, la de Educación cuyos hijos estudian en colegios privados, o los encargados de seguridad que despachan a su familia por la inseguridad predominante.
Cunde la desesperanza entre la gente. Profundo vacío que no llenan palabras huecas. Ni cambio cosmético de caras. Esto hay que cambiarlo de arriba a abajo.
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